Queridos compañeros de aventuras, os dejo aquí unas líneas sobre lo que ha sido nuestro íºltimo viaje a Marruecos, espero sean de vuestro agrado y os lleve a sentir en el alma, al menos, parte de lo que hemos sentido nosotros.
El leit motiv de este viaje era hacer una etapa en concreto, alrededor de la cual se orquestaba un viaje por Marruecos, esta etapa era la que une Tan Tan con Assa por el Sur, exactamente a través de los pueblos de M’sied y Le Bouirat, haciendo pista por la Ruta de Assa a Smara, cerca del Sahara Occidental, etapa esta que se quedó pendiente en el viaje del año pasado, y que ya desde entonces venía rondándome la cabeza.
Mi idea para poder realizar esa etapa con ciertas garantías era bajar por la costa por carretera hasta llegar a Sidi Ifni y allí comenzar a hacer campo llegando a Tafnidilt (Tan Tan) tras pasar por Playa Blanca, de tal manera que al día siguiente pudiésemos hacer esta etapa con soltura, y luego ir subiendo en dirección NE, justo lo contrario que hicimos el año anterior.
El grupo lo íbamos a formar cuatro amigos, Andrés, Kokolo, Pingí¼i y yo, con cuatro KTM, dos 950 SE y otras dos 690 E, finalmente cuando apenas faltaban un par de días para la salida, Kokolo cayó enfermo y tuvo que declinar iniciar el viaje muy a su pesar.
Así las cosas, comenzamos nuestra aventura el pasado viernes 19 de septiembre, después del almuerzo, partimos en dirección a Tarifa con un cielo amenazador, que nos acompañaría durante parte del viaje, y que propició que nos tuviésemos que parar a ponernos la ropa de agua, la llegada al puerto de esa ciudad se hizo sin más contratiempos que el del agua caída del cielo, al llegar, lo típico, compra de billetes de ferry, (aclarar que al haber dos compañías que hacen el trayecto, tienen precios distintos y horarios y frecuencias distintas) nos decantamos por la más barata, había una diferencia sustancial en el precio, injustificado a nuestro parecer, aprovechamos para comer algo y pasear por la ciudad mientras esperábamos la hora del embarque.
Foto de la Salida:
Puerto de Tarifa:
La llegada a Tánger fue ya con el ocaso del astro rey, cambiamos divisas, repostamos gasolina y nos dirigimos a nuestro hotel, la noche fue propicia para conversaciones acerca del trayecto del día siguiente, en nuestro compañero Andrés se notaban los nervios, (era su primer viaje a Marruecos en moto), estaba expectante por todo, prestaba una atención inusitada a todo cuanto contábamos Pingí¼i y yo, así después de las 11 de la noche caímos en la cama y casi sin pestañear nos sumimos en un profundo sueño hasta la mañana siguiente. Nos habíamos hecho unos 215 km.
El sábado se presentó con un cíºmulo de nubes y sol que parecía presagiar que el mal tiempo había quedado atrás en la Península, partimos raudos después de tomar el desayuno en el hotel, el camino sabíamos se iba a hacer largo, tantos kilómetros por Autovía se harían monótonos y aburridos, debíamos alcanzar Essauira. Nuestra idea era llegar para la hora del almuerzo, horario que no pudimos cumplir, nuestro ritmo en Autovía no era rápido, las travesías de las grandes urbes, (Rabat y Casablanca) fueron como siempre un horror, y finalmente el tramo desde El Jadida hasta Essauira fue un desastre, la lluvia que habíamos dejado atrás hizo acto de presencia de nuevo, en forma contundente, los chaparrones se sucedían a los claros de modo que el asfalto estaba resbaladizo, en uno de estos chaparrones aprovechamos para repostar combustible y almorzar, veíamos que nuestra llegada se iba a retrasar respecto de horario previsto.
En la llegada a Essauira finalmente nos acompañó el buen tiempo y pudimos disfrutar de una tarde apacible, paseando por esa medina que sólo los que hemos ido muchas veces nos atrevemos a pisar, la suya, no la que hacen todos los turistas, me refiero a la que huele a marruecos, y en la que rara vez ves un europeo, esa que te hace sentir que estás como en cualquier pueblo de España en los años 50… con su carnicería sin refrigeración o sus productos de primera necesidad a la vista, con ese ajetreo de seres y enseres de todo tipo tan propio de ese país. Habíamos completado 680 km.
Fotos Essauira:
El domingo, fue un día decisivo para el resto del viaje, aunque eso lo descubrimos mucho más tarde. Partimos de Essauira en dirección Sur, pronto, para intentar hacer la circunvalación de Agadir, rápidamente y con el menor tráfico posible, la carretera era lenta, con una orografía difícil y un asfalto peligroso, por las manchas de aceite y la lluvia intermitente que nos acompañaba. A la salida de Agadir, un gran chaparrón y unas nubes muy oscuras hacia el horizonte nos presagiaban lo peor. La llegada a Sidi Ifni se hizo sin poder entrar en Legzira, como era nuestra intención, el mal tiempo y la marea subiendo nos hizo desistir de nuestro intento por visitar los Arcos Naturales. Almorzamos como no podía ser de otra manera en Suerte Loca, Hamido y su hermana preparan unos platos exquisitos, y es para nosotros parada obligatoria cada vez que pasamos por la zona, la lluvia persistía en su intento de aguarnos el viaje.
Foto Suerte Loca:
Desde allí y con el servicio de wifi me comuniqué con el hotel al que debíamos llegar esa tarde, anunciándoles nuestra llegada sobre las 20:30, Magalí, la dueña de Tafnidilt, me comentó que allí estaba lloviendo, lo que era una constante desde la salida de Agadir, y que nos encontraríamos con un grupo de 4*4 que había salido esa mañana. Durante el almuerzo la lluvia se hizo más persistente y contundente, no obstante lo cual, decidimos continuar con nuestro trazado inicial.
La llegada al campo fue TOTAL, estaba absolutamente complicado, al principio parecía una pista de patinaje, me paré al menos tres veces porque creía que había pinchado de delante, la rueda no agarraba absolutamente nada, las subidas y bajadas constantes eran complicadas, por la falta de adherencia, y cuando por fin llegamos a Playa Blanca, comprobamos que había dos problemas para pasar por allí, uno la marea, estaba muy alta, a pesar de la hora, llevábamos una tabla de mareas, y segíºn ella debería estar más baja, y dos, lo que nos hizo desistir por completo, era un barrizal impresionante, llevábamos un track alternativa, en previsión de que la marea estuviera como estuvo, y cogerlo fue algo consustancial a las circunstancias. Nuestra sorpresa vino, cuando media hora más tarde, tuvimos que cruzar el lecho del ued cerca de Aguejal, no llevaba apenas agua, pero los aledaños, que eran muy anchos estaban embarrados, y pasar por allí nos llevó bastante tiempo, fueron apenas unos 400 metros, besamos el suelo los tres, unos con la moto, y otros sin ella, pero todos nos hicimos de una parcelita allí, al final decidimos empujar las motos y aunque no fue fácil el sólo hecho de mantener el equilibrio, aquello nos desfondó. Una vez en la margen sur del ued, cuando ya habíamos atravesado lo peor, nos replanteamos el resto de la etapa, decidimos cambiar la pista que nos conduciría hacia Aroeroa, por la misma en dirección hacia la carretera, llevábamos mucho retraso, y la llegada al final de Playa Blanca era por la desembocadura de otro ued, caminando varios kilómetros por el lecho de este cuando está seco, circunstancia esta que como acabábamos de comprobar no se iba a dar.
Algunas Fotos de nuestro paso hasta Tafnidilt
Finalmente encontramos una pista, navegando a rumbo que nos conduciría hacia la carretera y de esta a Tafnidilt, apenas quedaban unos pocos kilómetros, al entrar en el camino de acceso a Tafnidilt más barro, más suelo resbaladizo, más pío pío pío.
Cuando llegamos Magalí nos estaba esperando y sorprendida y alegre nos comentó que tal y como habíamos anunciado a las 20:30 o'clock estábamos allí, “in time†fueron sus palabras. Sin embargo, nuestro agotamiento era superlativo, el paso del barro nos había fundido física y mentalmente, no estábamos preparados para una travesía de tantos kilómetros con un suelo tan resbaladizo, había sido una lucha permanente, y la puntilla el paso del ued absolutamente embarrado. El continuo cambio de estrategia para llegar me había supuesto un gran desgaste emocional, el tener que ir como responsable del grupo, pensando y mirando por ellos, y rumiándome en la cabeza el pensamiento de que eran demasiados kilómetros me estaba pasando factura, fue un gran alivio poder llegar, sobre todo por Andrés, gran motero, y al que yo había “vendido†otro viaje a Marruecos, y aunque nunca se quejó, ni mostró el más mínimo destello de desánimo, a mi me estaba pesando.
La hospitalidad de Magalí, su buen hacer y la grandiosidad del lugar dónde tiene emplazado su hotel, hizo que la noche fuera espectacular, la cena fue abundante, una harira muy sabrosa y caliente para entrar en calor, una Lubina al horno impresionante, y el regarla con unos caldos del lugar nos cambió el apesadumbrado ánimo que se adueñaba de nosotros.
El día se completó con 508 kilómetros.
Foto Cena Tafnidilt:
Al día siguiente, Lunes, La lluvia había desparecido por completo, Magalí no dijo que debíamos prestar mucha atención al cruce de ueds, pues las crecidas llegaban a esta zona dos días después de las lluvias. Nos fue imposible salir temprano, el cansancio había hecho acto de presencia y entre una cosa y otra no salimos del hotel hasta las 10:40. Tras pasar dos controles, con entrega de Ficha en la carretera hasta Tan Tan, llegamos y nos hicimos la típica foto en la entrada con los dos dromedarios blancos, repostamos y con los nervios en el estómago, sabiendo que la etapa reina era esta, comenzamos a rodar en dirección M’sied.
Al principio asfalto, que cada vez presentaba un estado más deteriorado, y finalmente pista, una pista de piedras, que hace de paso de un farallón , con una subida final de puerto de montaña, y tras la que se alcanza una llanura impresionante, dónde se pierde la vista y no se atisba a ver nada que sobresalga sobre la planicie. Rodamos a ritmo alegre y poco a poco el suelo comienza a cambiar, el millón de piedras que el creador dejó aquí vienen quedándose atrás y va abriéndose paso la arena, una arena clara, noble y en nuestro caso compacta, sobre la que rodamos con paso firme, intentado no perder nunca el rumbo, a pesar de no haber rodada alguna sobre ella. Llegamos por fin a un WP que tenía marcado, justo el “cruce†con la pista que conduce a Smara, paramos, nos felicitamos, hicimos fotos, descansamos un poco por saber que ya nuestro rumbo cambiaba definitivamente, estábamos en el punto más al Sur de nuestro viaje, a partir de este momento iríamos con rumbo NE, y por pistas más pisadas, en los íºltimos 50 km, no habíamos visto ninguna rodada, tan sólo la línea de nuestros gps que nos indicaban que estábamos en el buen camino. Para mí fue un momento mágico, creo que pude transmitir esa emoción a mis compañeros de viaje, llevaba tres años persiguiendo este punto, al fin lo había conseguido, para mí el viaje ya, había sido un éxito.
El paso por Le Bouirat, se hizo rápido, y pronto llegamos a Assa, la pista se encuentra en muy buen estado, y se puede rodar a ritmo casi de asfalto, paramos, repostamos y almorzamos rápidamente y debatimos hasta dónde podríamos llegar, decidiendo alcanzar Tata y pernoctar allí.
El día aíºn nos aguardaba una íºltima sorpresa, íbamos rodando por la carretera cuando a falta de apenas unos 15 kilómetros para llegar a Tata encontramos una fila de coches parados de varios kilómetros, los adelantamos por la izquierda y al llegar al comienzo de la fila, comprendimos el porqué de aquella situación, un ued desbordado atravesaba la carretera con gran virulencia nadie se atrevía a pasar, nosotros después de inspeccionarlo y comprobar la profundidad y la fuerza del agua decidimos pasarlo con las motos apagadas empujándolas entre dos, después de media hora habíamos conseguido pasar las tres motos, pero de nuevo mi fortaleza física había mermado, llegamos a Tata y en el primer sitio que teníamos marcado nos quedamos a pasar la noche. Se trataba de un hotel situado en un palmeral, la habitación era grande, disponía de agua caliente y el servicio era agradable y dispuesto. Como íºltima anécdota de este día, y como a perro flaco todo son pulgas, comenzamos a coger y comer dátiles del palmeral, que se metían incluso en el hotel, de tal manera que al agacharme a coger uno de aquellos me clavé una píºa de palmera en la cabeza, la extracción hubo de hacerse con pinzas y aguja…
Recorrimos unos 560 km este día en unas once horas de moto casi ininterrumpidas.
El martes, nos dimos cuenta que habíamos acertado al no intentar llegar a Found Zguig el día anterior, como había sido una de nuestras posibilidades, esta etapa estaba marcada como corta y fácil, prácticamente una etapa de descanso y transición, tan sólo debíamos llegar a Zagora, unos 120 km de asfalto y otros 120 de off road, cruzamos varias veces pasos inundados, pero lo peor fue justo antes de la llegada a Found Zguig que estuvo marcada por el desborde del río, que había roto el puente “nuevo†y tan sólo dejaba pasar por el lecho del ued. Allí se encontraba una retroexcavadora trabajando para retirar la arena acumulada por el agua en los accesos, después de parar e inspeccionar nos dice el muchachito de la retro: “… si queréis pasar, debéis esperar 10 minutos y pagar 20 DH por cada uno…†decidimos que veníamos de muy lejos y estabamos demasiado cerca de foung zguig como para andar pagando mordida, miramos los gps, y tiramos por una pista que iba paralela al río hasta llegar a Found Zaguig, allí repostamos y después de un par de horas llegamos a Zagora, nos alojamos dónde siempre, en La Fibule du Dra.
Lo primero que hicimos después de dejar las cosas en la habitación fue tomarnos una cerveza que nos supo a gloria, después nos indicaron que si queríamos comer debía ser ligerito, pues cerraban la cocina a las 15:00, aceptamos y cuando eran aproximadamente las tres y media llega un grupo de Lituanas pidiendo almorzar, a lo que evidentemente el cocinero les dijo que si, que sin problemas…
Por la tarde y tras la preceptiva siesta fuimos a Mohamed el Gordito, a lavar y engrasar las motos, allí nos encontramos a un grupo de españoles que venían en la “PANAFRICAâ€, nos comentaron que venían de Merzouga, pero por carretera, pues el Remlia estaba imposible, después de las lluvias caídas aquello era un lodazal, la tarde pasó y sin comentar mis dudas con los compañeros rumiaba como llegar a Merzouga haciendo la mínima carretera posible, pero sin pasar demasiadas calamidades. Al caer la tarde cayó también un chaparrón importante, y cuando nos acostamos aíºn llovía, lo cual no hizo sino acrecentar mi temores.
Finalmente amaneció el miércoles, el día era soleado y despejado, apenas había alguna nube de carácter alto en el firmamento, iniciamos la marcha sin dudarlo, y con el mapa por delante, para no perder de vista las alternativas posibles si el terreno imponía su ley, llegamos sin demasiados problemas al albergue que hay unos kilómetros antes de Tafraoute, allí nos recibió un conocido que el año anterior trabajaba con Mohamed el Gordito, nos alegramos de ver una cara conocida, y paramos a tomar un refrigerio, charlando con ellos, y tras haber dejado atrás una zona de barro nos confirmaron que el paso del Remlia estaba impracticable, igual que la entrada al “portal del belénâ€, que lo mejor era llegar a Tafraute y tomar dirección Norte hasta la Carretera para llegar a Risani, y que para salir de allí, nada de seguir la pista que traíamos, que cogiésemos por detrás de unas montañas que se veían hasta llegar al puesto de los militares, y allí todo al Norte hasta Tafraute, así lo hicimos, y descubrimos lo que es ver la línea de la frontera con Argelia al Norte, esto fue un momento DURO, habíamos entrado en Argelia sin darnos cuenta… lo antes posible pusimos rumbo Norte y alcanzamos el puesto de los militares, después de identificarnos, y decidles cual era nuestro propósito, nos indicaron que de nuevo al sur, por detrás de otro montículo y luego girar al Norte todo recto, para evitar el barrizal que allí había, de nuevo acojone total, por entrar otra vez en Argelia, fueron apenas unos 8 ó 10 kilómetros, pero de verdad pasamos miedo, cuando giramos al Norte la tierra seguía blandita, y había pequeñas zonas de barro, pero lo pasamos dignamente.
Cuando por fin alcanzamos Tafraute paramos, comimos algo de lo que llevábamos en la mochila (pan y chacina), y tras conversar con la población local comprendimos que el paso del Remlia era imposible, tomamos rumbo Norte por una pista dura y recién reparada que nos llevó a M’sici, y allí asfalto hasta Risani, en M’sici pretendíamos repostar, pero la gasolinera estaba sin combustible, utilizamos una transfusión para alimentar la 690 que llevaba Andrés.
Al llegar a Risani repostamos, y condujimos algo más hasta que llegamos a Alí el Cojo, ya en Merzouga, como siempre el recibimiento fue espectacular, gente agradable, buen ambiente, buena comida, exactamente lo que uno espera encontrar después de un día duro. Al llegar a Merzouga descubrimos que había una gasolinera, hecho este desconocido para nosotros. Habíamos recorrido unos 310 km, pero la incertidumbre del camino, y la pequeña avería que tuvimos al pasar Tafraute, con la rotura de unos tornillos de la 690 de Pingí¼i que reparamos prácticamente en media hora, unido a la presión de todo el viaje, estaban empezando a causar cierto cansancio acumulado. Después del almuerzo, y tras descansar y reparar definitivamente la moto de Pingí¼i, decidimos hacer dunas.
Fotos de las Dunas:
Fueron unos momentos inolvidables, Andrés nunca lo había hecho, y yo apenas me había metido con la grande, de modo que fue un estreno para ambos. Lo pasamos genial, y como más tarde diría Andrés, las dunas son como un paquete de pipas, una vez que lo abres, eres incapaz de no acabarlo…
Nuestros ánimos cada vez estaban más machacados, los días, los kilómetros y sobre todo la ausencia de la familia cada vez pesaban más.
El jueves, la idea inicial era salir de Merzouga por la “clásica Dakarâ€, alcanzar Erfoud, y de allí ir a Errachidia por carretera, visitar la Garganta del Todra, volver sobre nuestros pasos hasta coger de nuevo la carretera principal y entrar por la Garganta del Dades subiendo hasta Agoudal y hacer noche en Imilchil. En principio se trataba de una etapa de unos 550 km, al comentarlo por la mañana con Alí, nos dijo que era imposible, que eran las nueve y media, todavía no habíamos salido, y que eran demasiados kilómetros, que no llegaríamos, mis compañeros me indicaron que no importaba si no hacíamos la “clásica Dakarâ€, que debíamos dejar algo para el próximo año, así lo hicimos, visitamos el Todra, que increíblemente este año no estaba, aíºn, roto. Subimos el Dades, y tras pasar la pequeña localidad de tilmit, allí dónde el asfalto deteriorado cede su paso a la pista, almorzamos, nos comimos lo que quedaba en nuestras mochilas hicimos algunas fotos y nos dispusimos a hacer el íºltimo tramo de pista que nos aguardaba el viaje.
Comenzamos a buen ritmo la pista es buena aunque peligrosa por el precipicio, al principio con una subida casi interminable, hasta alcanzar una altura de casi 2.900 metros después la bajada estaba rota, con continuas escorrentías creadas por las lluvias tormentosas, y finalmente el lecho de un río seco que se encontraba en bastante mal estado, lo pasamos, aunque Andrés reconoció después que lo había pasado mal en la subida y sobre todo en la bajada, en cierta medida fue culpa mía, llevaba un ritmo más alto de lo que aconsejaba el terreno y me fui distanciando de él bastante, conduciendo él como si estuviera abriendo pista…
Nieve, si lo que se ve al fondo es nieve, ya en Septiembre:
Cuando llegamos por fin a Imilchil era ya tarde, el clima era claramente diferente, la altura, y el frío se notaban, paseamos por el pueblo y los alrededores disfrutando de las vistas y la tranquilidad de la vida en la montaña. Nos conjuramos para hacer el intento de llegar a casa al día siguiente, el síndrome del caballo que huele el establo se instaló en nuestras cabezas. Al final hicimos unos 450 kilómetros de los cuales los íºltimos se hicieron un poco difíciles para los compañeros.
El viernes fue el íºltimo día de nuestro viaje, alteramos la ruta, y en vez de bajar hacia Midelt y de allí hacia Azrou, cogimos la vertiente contraria en dirección a khenifra y de allí a Meknes.
Hicimos Imilchil Tanger, que son más de 600 kilómetros en apenas 7 horas, no paramos ni a comer, tan sólo a repostar, luego la espera en el puerto, la pelea a la hora de comprar los billetes, y por fin Tarifa de nuevo, Llegamos a Casa sobre las 11 de la noche después de más de 13 horas de moto.
Nos han salido un total, segíºn el gps, de 3.813 km desde que salimos de casa, hemos cumplido todas las etapas que nos propusimos antes del viaje, han sido muchos kilómetros, pero el hacerlos juntos, el ir siempre a una, el no desistir de nuestro intento a la primera, ha sido sin duda un aliciente para que el viaje haya sido un rotundo éxito, y esto hablando de viajes por Marruecos es sin duda un acicate más para intentar volver con la misma compañía.
Como algunos sabréis este va a ser muy probablemente mi íºltimo viaje a Marruecos en un largo periodo de tiempo, ha sido sin duda la mejor despedida posible, y esto ha sido así por varios factores, uno de ellos los grandísimos compañeros de viaje, han superado con creces todas y cada una de las expectativas que tenía creadas, han puesto su mejor sonrisa en los peores momentos, nos hemos reído como nunca, han sabido ayudarme en los momentos que flaqueaba y me han apoyado en las decisiones que había tomado, nunca mostraron su queja a pesar de las inclemencias y/o la intendencia, en definitiva, son compañeros de viaje a los que siempre guardaré en mi corazón.
Como resumen personal para mí ha sido un viaje fascinante, no estábamos preparados, ni siquiera prevenidos, para lo que nos encontramos, y es que Marruecos siempre logra sorprendernos, por más veces que vengamos, siempre hay algo sorprendente. Ha sido un absoluto éxito emocional, lo he pasado muy bien, y he conseguido cumplir mis objetivos, me despido de Marruecos con añoranza y la esperanza de que cuando pase la veda y pueda volver aíºn siga siendo tan auténtico y especial como lo es ahora.
Fotos del Ferry en el Vuelta:
Más fotos en:
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