Los tortugas veniamos detrás, pero...al llegar a Quino nos sorprendieron sus ojeras, su sudor y el olor a camella blanca en celo que despedía, escupía pelos blancos entre calada y calada, ya no dejo de mirar el horizonte durante todo el viaje, tenía la mirada perdía, además de arrascarse un montón, se ve que la camella era espesita,..me conto Koji que por las noches colocaba la almohada en medio de la cama, plegada, a modo de joroba, luego se echaba encima....¿hubo otros despistes?, ....no se, pero, había pollinos por doquier....e incluso cabritas, Dios, no puede seguir...jajajajajajajajaj. COMO LE PEGABA A LA YAMAHA. Un saludo, compañero.