Como norma general, nunca quitar algo que se haya clavado. Como dice Quino, si pilla una arteria importante, el riesgo de quitar el palo es mayor que haberlo dejado. El mismo palo puede estar taponando el vaso dañado y al retirarlo aumenta el sangrado. Lo ideal, que no siempre puede hacerse, habría sido cortar lo más cerca de la bota posible y cuando se disponga de unos medios mínimos, comprobar si sangra mucho retirando la bota y viendo directamente. Si sangra poco, para el hospital directo y si sangra mucho y el hospital está lejos, retirarlo y hacer un vendaje compresivo directamente sobre la herida. Cuidado con los torniquetes que también pueden provocar daños.
De cualquier forma, cada caso puede necesitar una actuación distinta. Lo que no puede hacerse es actuar a lo loco.